La toxina botulínca, comúnmente conocida por el nombre comercial de una de las marcas más populares Botox, puede utilizarse para diversos usos.
En este caso hablaremos de su uso para el control de las arrugas de expresión debidas a la contracción muscular mantenida.
Con la inyección de toxina botulínica en los vientres musculares responsables, hacemos que estas arrugas desaparezcan de forma transitoria y vamos reeducando la musculatura.
También podemos producir el debilitamiento de fibras musculares de músculos depresores por ejemplo, a nivel mandibular o en el cuello consiguiendo un efecto lifting de estas zonas.
La toxina botulínica tipo A es una proteína cuya inyección produce la disminución selectiva y temporal de la contracción de los músculos en los que se inyecta. La toxina bloquea la liberación de acetilcolina en las terminaciones nerviosas colinérgicas periféricas.
La Acetilcolina que es el neurotransmisor liberado por estas terminaciones nerviosas y es necesaria para la contracción de las fibras musculares. Por tanto, cuando la acetilcolina se bloquea por el efecto de la toxina no se puede producir la contracción muscular.
Por otro lado, la contracción muscular mantenida y repetida es la responsable de que aparezcan las arrugas de expresión por lo que la toxina al reducir esta contracción consigue suavizar las arrugas de expresión. También retrasa la aparición de nuevas arrugas, razón por lo cual es un gran aliado en la medicina estética preventiva.
Los tratamientos con toxina Botulínica son procedimientos seguros y eficaces, y tienen muy buenos resultados cuando se aplican por profesionales.
Una vez inyectada, la mejoría de las arrugas no suele ser inmediata sino que se produce de forma paulatina durante la semana posterior al tratamiento, por lo que habitualmente se realiza una revisión a las 2 semanas del tratamiento inicial para corregir las irregularidades que hayan podido quedar, tras lo cual no es conveniente la reinyección hasta pasadas como mínimo 12 semanas. Las reinyecciones repetidas y demasiado frecuentes podrían inducir la formación de anticuerpos anti-toxina, lo que podría crear resistencia al tratamiento y disminuir la efectividad de futuros tratamientos.
El máximo efecto suele ser a las 5-6 semanas de la inyección y los efectos suelen mantenerse hasta los 3-4 meses.
Eliminar las arrugas con toxina botulínica es la mejor opción hoy en día si queremos prorrogar los efectos de la edad.
La Toxina Botulínica es un excelente tratamiento que sirve no sólo para tratar arrugas cuando ya están marcadas o instauradas, sino también como tratamiento preventivo para atenuar y suavizar las arrugas de expresión causadas por la acción constante y repetida de la musculatura facial. Por ello, la toxina puede ser utilizada por pacientes jóvenes que gesticulan mucho y ya empiezan a marcar pequeñas arrugas (en el entrecejo, patas de gallo, etc) para ir reeducando la musculatura y minimizar la aparición de arrugas en el futuro.
El tratamiento se inicia con un análisis personalizado de la musculatura del paciente, de su fuerza muscular y de las arrugas, tanto en reposo como dinámicas, causadas por la gesticulación y acción muscular, y se deciden las zonas más apropiadas a tratar, que en el caso de la toxina botulínica son: las arrugas glabelares (entrecejo), las arrugas perioculares (patas de gallo) y las arrugas frontales.
Posteriormente se marca la musculatura a tratar y se realizan los puntos de inyección con una aguja muy fina, que hace que el tratamiento sea sutil y rápido.
Por último, se dan a los pacientes los consejos y pautas a seguir post-tratamiento, más apropiadas y personalizadas según el caso.
15 días después se realiza un control y de ser preciso, los retoques pertinentes.