

La hiperhidrosis es una alteración en la que las glándulas sudoríparas producen de manera excesiva sudor en el organismo, más de lo requerido para la adecuada termorregulación.
La hiperhidrosis afecta a aproximadamente 2.8-3% de la población y suele presentarse antes de los 25 años de edad existiendo antecedentes familiares en un 50-65% de las ocasiones.
Puede ocasionar graves problemas físicos y emocionales e influye directamente en la calidad de vida de quién la padece. Se ha demostrado que pacientes con hiperhidrosis padecen con mayor frecuencia estados de estrés crónico y síntomas depresivos.
Su causa es desconocida aunque se cree que puede estar relacionada con un trastorno del Sistema nervioso simpático (SNS) que es el que se encarga de inervar las glándulas sudoríparas.
Según la localización la hiperhidrosis puede ser palmar (la más frecuente), plantar , axilar y craneofacial.
En estas zonas hay abundantes glándulas sudoríparas. Estas glándulas están inervadas por el SNS y su principal neurotransmisor es la acetilcolina. Es por ello que la aplicación de toxina botulínica a nivel subcutáneo, al inhibir la liberación de la acetilcolina es un tratamiento efectivo para esta sudoración excesiva.
La satisfacción y efectividad con el tratamiento con toxina botulínica es cercana al 90%.



El tratamiento consiste en las inyecciones de toxina diluida a nivel subcutáneo (concretamente en la dermis profunda que es donde se encuentran las glándulas sudoríparas) espaciadas entre 1 y 2.5 cm , previa administración de anestesia tópica .
Los resultados comienzan a notarse unos 4 días después de la aplicación de la toxina y pueden durar de 5 a 10 meses.
Además de su efectividad, otras ventajas del tratamiento con toxina son: